Los
monasterios medievales eran el centro de la vida espiritual de la Edad Media.
Tened en cuenta que estamos en una época en que todo gira alrededor del Dios y
rezar es la única forma de salvar a los pecadores del infierno eterno. Pero los
monjes se encargaban también de curar a los enfermos, de alojar a los
peregrinos, de copiar los libros antiguos (aún no existía la imprenta) y de, en
definitiva, transmitir la cultura que les legaron los pueblos de la antigüedad.
La situación
de los monasterios solían ser ideal: en zonas regadas por ríos, con fértiles
tierras de cultivo, en los valles o sobre escarpadas montañas. Se buscaba crear
un lugar retirado para la oración, pero rodeado de los recursos naturales
necesarios para mantener a un importante número de monjes. Los ríos
proporcionaban agua para beber y para regar los cultivos. Los valles poseen la
tierra que necesitan las huertas y los pastos para el ganado. Las zonas de
montaña o elevaciones dotan al monasterio de defensa para las regiones en
guerra.
Una
característica muy interesante de los monasterios medievales era que todos se
parecían. El motivo era el mismo que hace que todos los supermercados tengan
los productos en el mismo sitio, sean de la ciudad que sean. Si un monje tenía
que ir a otro monasterio, cosa frecuente, se orientaría sin problemas en su
nuevo hogar. Aquí tenéis algunas de las estancias más habituales:
![]() |
Plano mosteiro de Oseira |
La vida en
un monasterio estaba organizada según las horas canónicas. Las
horas canónicas son una división del tiempo que seguía el ritmo de los rezos.
Cada una de las horas indica una parte del Oficio divino, es decir,
el conjunto de oraciones que se van sucediendo a lo largo de todas las horas
canónicas de un día.
Las horas
canónicas eran las siguientes:
- Maitines: medianoche
- Laudes: aproximadamente sobre
las 3:00
- Prima: hora en la que sale el
sol (sobre las 6:00 de la mañana)
- Tercia: tercera hora después de
salir el sol (las 9:00)
- Sexta: mediodía (a las 12:00)
- Nona: sobre las 15:00
- Vísperas: tras la puesta de sol
(habitualmente sobre las 18:00)
- Completas: antes del descanso
nocturno (a las 21:00)
En todas
esas horas, tras un repique de campanas, los monjes acudían a la iglesia del
monasterio para rezar. Este rezo dependía de la hora, del día de la semana (no
es lo mismo un martes que un domingo) y de la época del año (Semana Santa,
Navidad, cuaresma, etc.). Así que, como puedes ver, los monjes estaban todo el
día rezando. Y lo más importante es que se rezaba siempre cantando.
Ningún comentario:
Publicar un comentario